Gazpacho y salmorejo, ¡los reyes del verano!
Se acerca el verano, suben las temperaturas y cambian nuestros hábitos culinarios: durante esta época del año, nos apetece comer alimentos más ligeros y con alto contenido en agua.
El gazpacho y el salmorejo son platos típicos veraniegos por excelencia, que se sirven como primeros. Pero, ¿cuál es la diferencia entre estas dos recetas?
El gazpacho, cuyo origen reside en Andalucía, es una sopa fría que contiene aceite de oliva, vinagre y hortalizas, tales como tomate, pepino, pimiento, cebolla y ajo. Su color rojizo varía en función de la de la madurez del tomate.
Un vaso de gazpacho contiene pocas calorías y concentra buenos minerales y vitaminas para el organismo, entre los cuales se destaca el calcio, potasio, fósforo y vitamina A, así como carotenos con acción antioxidante. Además, permite incluir huevo o jamón, lo que proporciona las proteínas necesarias para completar todos los nutrientes de la dieta. Las proporciones de los ingredientes son orientativas y van en función del gusto del cocinero o de la cocinera.
El salmorejo es una crema fría tradicional de Córdoba, que se elabora con miga de pan, ajo, aceite de oliva, sal y tomate. Se suele servir con virutas de jamón, picatostes o huevo duro rallado. También es habitual acompañarlo con tiras de berenjena frita o rebozada.
Se trata de una receta rica en fibra vegetal, lo que favorece la digestión, en vitamina C, licopeno y vitamina E, debido al aceite de oliva. También tiene ajo, que le da carácter vasodilatador y es beneficioso para la circulación.
Entre las diferencias entre ambos platos, el salmorejo incluye, como verduras, únicamente tomate y ajo, mientras que el gazpacho se prepara, además, con pepino, pimiento y cebolla. Por otra parte, cabe destacar el alto contenido en pan del salmorejo, que hace que sea más espeso.
¡Y recuerda! En verano, evita comer productos demasiado grasos para que tus digestiones no resulten pesadas.