La pizza: historia y tradición de un plato universal

base para pizza

La tradición de los panes planos es común en todo el Mediterráneo, desde la focaccia italiana hasta la coca española o la pita griega. Poner sobre una masa de pan alimentos y cocinarlos al horno es algo que hemos hecho desde la antigüedad. Pero, sin duda, entre todos ellos la pizza, de origen napolitano, es la más famosa y extendida por su versatilidad, facilidad de consumo y precio. Y, además, está deliciosa.

Si bien es cierto que la pizza, tal y como la entendemos en la actualidad, no podemos datarla antes del s. XVII, que es cuando se acepta y generaliza el consumo de tomate en Europa, el pan y el queso son dos de los alimentos más antiguos de la Humanidad. Se sabe que los soldados persas tomaban pan con queso fundido y dátiles, que los etruscos aliñaban tortas de cereales con hierbas, aceitunas y pasas y tenemos evidencias de que los romanos preparaban sus panes planos con aceite de oliva, ajo y orégano.

Pero la pizza de nuestros días tiene su origen en Nápoles. Se sabe que antes de la llegada del tomate se preparaba en las zonas pobres de la ciudad un pan con levadura que se cocía al horno aliñado con sal y aceite de oliva y que se acompañaba a veces con queso. Fue probablemente por la necesidad de completar este sencillo plato y por la abundancia de tomates en temporada, que a este pan se le añadió la salsa de tomate por encima.

En la actualidad, sigue siendo Nápoles la cuna de la pizza. Es allí donde se encuentra la que está considerada la primera pizzería del mundo, la Pizzería Port’Alba, y donde las recetas originales se preparan respetando la tradición de las dos pizzas consideradas originales: la margherita y la marinara. Esta última se denomina así porque era la que tomaban los pescadores cuando volvían de faenar en la bahía de Nápoles y solo lleva una salsa por encima a base de tomate, ajo, orégano, aceite de oliva y albahaca. La margherita se bautizó así porque fue la elegida de la reina Margarita de Saboya durante una visita a Nápoles por su parecido con los colores de la bandera italiana: el rojo del tomate, blanco del queso y verde de la albahaca.

Hoy en día, la pizza es consumida en todo el mundo, tanto en su versión fast food como en distinguidos locales gourmet, y las posibilidades de combinación entre los diferentes ingredientes son infinitas. Encontramos también variedades según el grosor de la masa, como la pizza de estilo americano, o en un alarde de innovación, la que lleva los bordes rellenos. Hay incluso una pizza dulce, con cobertura de crema de chocolate. Un plato rico, completo y para todos los gustos. Buon appetito!